domingo, 3 de febrero de 2008

Oh! Eli!




Dejaste de ser el hermano de Peyton...

...para convertirte en un verdadero héroe de este deporte. Venciste estadisticas, una marca perfecta, un soberbio Brady al que le urgia ya ponerse los zapatos de Bob Griese.

Hiciste junto con Tyree una de las mas grandiosas jugadas de todos los tiempos para el día...

...el día para el que todos los aficionados vivimos.

domingo, 27 de enero de 2008

Simone y mi Abuelo

desde una habitación del Hotel de Cortes, en donde en una relación de tiempo-espacio diferente, especifica e individual, convergieron Simone y mi abuelo.
Este año se conmemora el nacimiento de una de las grandes pensadoras que ha dado la humanidad. Simone de Beauvoir nació exactamente hace un siglo.
Fue la eterna, leal y liberal compañera de Jean Paul Sartre, otro de los grandes pensadores que nadie debe pasar desapercibido.
Siempre he tenido una especial admiración por Jean Paul, primero por sus teorías filosóficas que no tarde demasiado en adoptar después de leer mis primeros textos existencialistas. La mayoría de sus libros, aun los conservo con las marcas y diversas notas preguntando el significado de alguna palabra, frase, o tratando de traducirme un párrafo entero.
Simone me intereso y la comencé a comprender años después de que mi admiración por Sartre estaba ya consumada, repito por su pensamiento, pero también por todo lo que había rodeado su vida, y por los vínculos que –tal vez a propósito- he tratado de encontrar en mi vida con la suya.
Antes que sus textos, de Simone admire su férrea convicción a llevar su vida tal cual su pensamiento, cosa que no es del todo sencillo encontrar en la mayoría de las personas, pero sin renunciar a un romanticismo que vivió una de sus mejores épocas justamente en México, y justamente
–y aquí otro vínculo con Sartre (espero posteriormente platicar sobre el que atañe a Pasternak)-
uno de los capítulos de esta parte romántica de Simone se consumo dentro de alguna de las habitaciones del Hotel de Cortés.
La historia del Hotel de Cortés es una de muchísimas que pertenecen a cualquiera de las construcciones y casas que ahora forman parte del legado colonial de nuestro querido y admirado Centro Histórico. Desde 1660 ha funcionando como una hostería, únicamente dejo de serlo en un periodo de tiempo en el que –unos 200 años después, en 1880- fue expropiado por Benito Juárez y a la postre convertido en vecindad hasta su remodelación en 1943.
Tan solo unos años antes de que Simone hiciera “Check-In” junto con Nelson Algren.
Y tan solo unos años después de que mi abuelo fuera un residente de la vecindad, exactamente en ese periodo de tiempo en el que de hostería, el Hotel de Cortés se convirtiera en una de las múltiples vecindades de la creciente urbe de aquel entonces.
De una familia vasca venida bastante a menos y que en ese entonces vivió la mayor de sus crisis económicas generacionales, mi abuelo creció entre las antiguas celdas de los monjes de la orden de San Agustín y los cuartos antes ocupados por los comerciantes de “paso” que usaban el Mercado del Quemadero (llamado así por ser utilizado antes como una plaza para practicar las “quemas” de la inquisición) para hacer sus negocios.
En alguno de esos cuartos, mi abuelo compartió “celda” con sus siete hermanos, compartió un solo baño para todos los residentes de la vecindad. Y compartió, según el lo cuenta, muchos sueños de grandeza a la luz y reflejo de la luna, en la fuentes centrales del patio de la vecindad que tiempo después regreso a ser hotel y que tiempo después ocupo Simone, compañera de Sartre y amante de Algren, de quien escribió haber conocido placeres sexuales que jamás sentiría con Jean Paul, a quien le describía escenas de obediencia y fidelidad poco propias para una feminista como Simone, incluso en el lecho de su muerte al predisponer ser incinerada con un anillo regalado por Nelson.
Los sueños de mi abuelo, en el Hotel de Cortes se volvieron realidad, para él nunca importo el medio porque siempre tuvo muy claro cual era el fin; fue pintor, novillero, hasta que descubrió que tenia un talento para cantar, al igual que la mayoría de sus hermanos, expoltó lo mas que pudo esa habilidad y a eso dedico su vida.
Los sueños de Algren sobre Simone nunca vieron la luz que el quería, aunque permaneció en contacto con ella, este jamás la "tuvo" por "completo", imagino lo mucho que debio odiar, pero al mismo tiempo admirar, a ese pequeño y jorobado fumador de pipa a quien el mundo sigue recordando como la gran pareja de de Beauvoier.
Y Simone nunca dejo de ser el “Castor” de Sartre, nunca dejo su admirable vida de convicciones, de su lucha en contra de los "usos" de la mujer, siguio escribiendo excelentes obras y algunas novelas en las que incluso relató su amorío con Algren, razón de fuertes molestias, diferencias y negaciones por parte de este.
Algren murió antes que Simone, en reconocimiento al cariño que le tuvo, cuando Simone murió pidio ser incinerada con un único anillo. El que Algren le habia regalado muchos años atras. Mi abuelo aún no los alcanza, aunque cada año diga que "ahora sí" lo hará.
Y el Hotel de Cortés, ahí sigue, estoico frente a nuestra querida Alameda.

martes, 22 de enero de 2008

La hoja de papel

Justo entrabamos a un cine, uno pequeño ubicado en una colonia que me parecía sumamente distante. Recuerdo que habíamos tomado mucho tiempo y un largo camino para llegar.
Adentro de la sala había poca gente pero toda extraña, todos ellos de este tipo de personajes que necesitas ver más de dos veces para analizarlos.
Ahí estábamos sentados, viendo juntos una película como tantas veces hemos estado, haciéndonos gestos en escenas y aquellas partes de la película que nos atraen, que nos sorprenden, que son determinantes en la historia.
Tu ropa era como siempre, la que mejor te acomoda, la que mejor se te ve. Llevabas puesta alguna de las mascadas que te gusta usar al cuello, que te quedan tan elegantes, que acentúan tú delgada y fina figura.
Al salir del cine, aunque seguías siendo tu tenías bastantes años menos. No tendrías más de 10 o 12 años. El atuendo que vestías ya tampoco era el mismo, correspondía a uno acorde con tu nueva edad y con la época en que la hubieras tenido. Zapatos blancos de charol, calcetas totalmente blancas y bien puestas a media pantorrilla, vestido rosa, abrigo a la rodilla.
Seguíamos tomados de la mano sin embargo desfallecías al cabo de unos pasos. Caías desmayada sobre la alfombra y tomaba tu pequeño cuerpo tratando de evitar que tu cabeza quedara al ras del piso. Tus ojos totalmente cerrados y yo sin la mínima idea de que hacer, de porque estabas así.
Desaparecías en mis brazos. Tras de ti no había mas que una hoja de papel blanco que no recordaba haber visto hasta el momento de perderte. Al tratar de tomarla esta se perdía entre las pisadas del resto de las personas que salía de la función.
Desesperadamente intentaba no perder de vista esa hoja, parecía que era todo lo que quedaba de ti. Al momento en que las personas terminaban de salir se había hecho trizas. La idea de conservarte a través de ese extraño rastro había desaparecido hasta que encontraba un trozo de ese papel rasgado.
En el estaba grabada tu silueta, sin tinta alguna. Me tranquilizaba la idea de recuperarte de nuevo, a partir de una hoja de papel.
Como antes lo había hecho ya.

domingo, 30 de diciembre de 2007

En la orilla

Antes de quedarse dormido sintió que en la orilla de la cama se sentó una de las hijas de la esposa de su padre. Nunca había querido llamarles hermanastras, mucho menos hermanas, porque la realidad es que no eran ninguna de las dos cosas, tampoco había crecido con ellas y por otra parte siempre sintió una extraña y prohibida atracción física hacia ambas. Tan solo tenían un par de años menos. Ambas chicas eran lo suficientemente lindas para gustar a cualquier hombre, ninguna contaba con proporciones despampanantes, tenían lo justo, lo necesario, pieles suaves y apiñonadas, la frescura de carácter muy propia de la edad y ambas, por cierto, eran sumamente parecidas.
Aunque hacia grandes esfuerzos por no perder la conciencia, el cansancio de una semana larga y un atareado fin lleno de compromisos, desvelos y algunas copas, le impedían quedarse despierto. Aun así estaba consiente que la madre de ambas chicas, estaba recostada junto a el viendo algún programa dominical de televisión. La escena no era común y mucho menos familiar, asistió a la comida de esa tarde bajo la insistencia de las tres, su padre no estaría presente debido a compromisos fuera de la ciudad.
Después de la comida quiso retirarse pero le gano la sobremesa, después de esta última hizo un intento más por partir pero lo invitaron a esperar un partido de futbol. Las ganas de dormir una siesta le hicieron aceptar, pensó que al partido se podría retirar ya habiendo ganado un tramo al sueño.
Sobre sus pies desnudos sintió la piel de las piernas de su hermanastra, hizo un movimiento inconsciente, sin pensarlo, casi instintivo, y acaricio una muy pequeña parte de su muslo, apenas lo que alcanzo desplazando únicamente el pie, sin necesidad de doblar las rodillas. La chica percibió de inmediato el sentido de la caricia, reaccionando con cierta sorpresa..
Habiendo sido la respuesta de rechazo, se despreocupo y concilio el sueño con una tranquilidad de no hacer cosas imposibles de imaginar, pensó de inmediato en su padre y en su figura de autoridad, aparte pensó que era una reacción obvia estando la madre ahí mismo, quien se daría cuenta de inmediato del más mínimo y extraño comportamiento, de cualquier cosa fuera de la normalidad. Se tiro a dormir sin preocupaciones, convencido de que el buen juicio de la chica era lo mejor que habría pasado, que quedaría como un detalle que seguramente ella pasaría de largo olvidando ese insignificante instante.





Cayo en un sueño a los pocos minutos, entre las voces de la televisión, las de la madre e hija; en otra situación jamás habría podido dormir así y menos después de aquel roce. Había leído artículos sobre las consecuencias de roces fortuitos en mujeres que hacia tiempo no tenían contacto físico íntimo, la mas leve caricia sobre, por ejemplo un seno, un pezón, podría provocar una humedad vaginal abundante e incluso, hasta en algunos casos una sensación similar a un espasmo orgásmico. Claro, que este no era su caso, ni el de la mujer que ahora se encontraba sentada a milimétrica distancia de sus extremidades.
Los primeros tintes de su sueño tenían que ver con ella, sobre lo que ya habría hecho esa recién adulta con su cuerpo. Sin poder evitarlo se metió dentro de una historia en la que él por supuesto estaba dentro de una situación mucho más “cómoda” junto a ella, no sólo física sino de comportamiento y remordimiento. Inconscientemente, como generalmente pasa con estos sueños tuvo una reacción física inevitable experimentando una erección momentánea, misma que fue notada para su suerte, únicamente por ella.
Repentinamente sintió como sus pies eran suavemente acomodados al mismo tiempo que ella retomaba una mejor posición, las voces habían desaparecido mas seguía sintiendo la presencia de la madre, ahora se había dado ya cuenta de su condición “física” embarazosa y retomo una posición fetal que la escondía por completo. Pego sus pies a las piernas de ella, esperando que los separara o terminara por quitarse de ese lugar. No fue así, ahí los retuvo.
Después de un rato, sin haber considerado cuanto habría sido, ya tenia uno de sus pies por completo debajo de la pierna de ella. Su erección no era mas un resultado de su imaginación alimentada por el sueño, ahora tenía una razón de ser, un verdadero contacto físico que por el momento no tenía porque proyectarle un futuro. Sólo pensaba que eso podría significarle algo.
Sin necesidad de abrir los ojos, entre sueños le llego un nuevo movimiento de parte de ella, tomaba ahora el mismo pie con firmeza para acomodarlo en su entrepierna. Experimento un súbito aumento de ritmo cardiaco acompañado también a una mayor temperatura, con esto venia un nerviosismo de no saber cual sería el siguiente paso que ella daría, estaba a su completa disposición y no podría hacer nada para retener, evitar o continuar nada en lo absoluto. Estaba dormido, y prefirió seguir en ese papel, de medio desmayo, pensó que sería un error fatal abrir los ojos en ese momento por el riesgo que correría finalizar con el momento.






Ya se imaginaba todo por completo, estar encima de ese esbelto cuerpo, poseerlo desnudo. Pero también venia ese nerviosismo de pensar si la madre no se daría cuenta de nada, si se estaba dando cuenta pero lo pasaba por alto, o si hasta ella misma lo estaba propiciando, que difícil realizar tantas conjeturas, establecer la procedencia de cada emoción experimentada. Decidió no tomar iniciativa alguna, mantenerse inerte ante cualquier cosa que pudiera venir.
Cuando le llegaban tales pensamientos, por relación llegaba el recuerdo de la amistad que mantenía con el novio de la muchacha, un largucho y delgado tipo, rubio de nariz aguileña y con permanente tono al hablar de niño “bien”, que habría hecho ya este niñete con semejante mujer. Casualmente, cada vez la imaginaba mas guapa, de mejores formas, en una y otra posición, recordaba ahora cualquier detalle proveniente de ella, cualquier atención extra que le haya prestado, gestos y sonrisas, maneras, palabras.
Y llego el momento impensable, la chica lentamente fue acomodando ese pie cada vez mas cerca de su sexo, podía imaginarse el limpio algodón de su ropa interior blanca, se despreocupo por la madre, si eso estaba sucediendo bajo iniciativa de ella entonces significaba que tendría control absoluto y hacia lo propio para que esta no se percatara de nada extraño. No tardo en aprovechar la oportunidad que le otorgaron, las consecuencias, prejuicios, probabilidades de problemas posteriores no tenían cabida en ese momento, todos esos factores estaban escondidos en el más profundo de los rincones de su pensamiento.
Con una lentitud y paciencia propia de un maestro empezó a acariciarle el sexo, sus dedos le transmitían la sensación del algodón casi adherido al pubis de la mujer, todo estaba ahí, en ese mínimo espacio de acción que tenia, el cansancio y el sueño se fueron con impresionante prontitud para pasar a un estado de alerta constante. Manteniendo los ojos cerrados su pie se acomodaba cada vez de mejor manera, la chica misma se acomodaba al pie, sentándose sobre el mismo, moviendo los dedos a conveniencia.
Dejo de ser dueño de su pie en poco tiempo, todo era controlado por ella, lo manejaba y dirigía por completo auto complaciéndose, lo utilizaba tal cual objeto, el sentía la basta humedad, el calor de la zona, podía incluso escuchar algún ruido parecido a los jadeos propios del preámbulo de un coito.
Al tiempo los movimientos fueron más bruscos, más fuertes, más intensos, así como los sonidos. Arremetiendo con fuerza el pie contra ella la cama empezó a cimbrarse y pensó en como estaba haciendo eso estando la madre misma ahí presente, si algo mas sucedía el no tenia culpa alguna, remitió contra si mismo, al fin seguía dormido. Y él sería el menos indicado para recibir un cuestionamiento, una llamada de atención.



Empezaba a salirse todo de control, ya no era el discreto movimiento, la leve, disfrutable y pausada caricia. Eran una serie de saltos sobre su pie, de intensos y constantes jadeos, de fuertes arremetidas del cuerpo, de su sexo contra los dedos, parecía que incluso por momentos podría lastimarla, pero quien estaba fuera de si era ella ¿Que más podría hacer él? Sino prestarse a proporcionarle el placentero momento, pudiera existir la posibilidad de proporcionarle aun más. Claro, siempre pensando en ella por principio de cuentas.

No pudo resistir mas la tentación, abrió lentamente los ojos, apenas para ver la escena en vivo, se encontró con una silueta acostada a su lado, claro que la esposa de su padre seguía ahí, movió con muchísimo cuidado de no ser sorprendido la cabeza hacia abajo, al abrir los ojos por completo no vio a nadie sentado en la orilla. ¡Como podría ser! Los sonidos iban en aumento pero había dejado de sentir el vaivén del cuerpo de la chica sobre su pie, de hecho, ella no estaba sentada sobre su pie.
Levanto la cabeza por completo, despertó viendo varios cojines a su lado, la televisión encendida en una película de pornografía ligera, las luces de la casa estaban totalmente apagadas, lo habían dejado sólo ante el profundo sueño en el que había caído. Eran ya la una de la madrugada, había dormido más de seis horas.
Y el movimiento de quien estaba arriba de él no era otro más que el de “Safid”, el gato de ambas chicas, que seguía rascándose la espalda empujándose sobre su pie.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Revista GENTE de Quintana Roo

Una bienvenida a en este espacio a la revista Gente de Quintana Roo, importante publicación en la que apareceran articulos sobre negocios de la autoría de quien escribe en este sitio.
Un agradecimiento público a su editora Ivette Hesse, quien tuvo a bien en honrarme con aceptar la participación. En este mes, una historia sobre las consecuencias de no aplicar sistemas de planeación estratégica.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Eliminaron al número uno…


Antes ya habían pasado sobre el Toluca, el número dos.


Para el número tres, los Pumas no contaban con Archundia, con una lesión de Leandro que cambio todo el esquema y funcionalidad del medio campo.


Contaban con Vilar, un excelente portero al que sólo se le puede hacer gol de la forma en que cayó, el único de los muchos intentos que este no permitió.


Pero no contaban con un penal sin marcar.


“Merecido titulo de los Potros” dice un encabezado del día de hoy.
Merecido por la gran temporada que tuvieron, no por la final que jugaron.
Merecido por la respuesta que dieron a una afición ávida de poseer un campeón que llego mucho más pronto que lo esperado.


Felicidades, a los aficionados de este equipo que ha generado un amorío que ojala puedan soportar en los años venideros, que ojala puedan convertir en lealtad.


Y felicidades, a mis alumnos de la Escuela de Negocios, con quien analizamos este caso “Atlante” al principio de semestre y temporada, y quienes le pronosticaron un éxito al negocio del Sr.Burillo y Antonio García.




Una estrella mas al escudo Atlantista, de una final que no merecian ganar, una estrella que necesitaban mas que los Pumas.





sábado, 1 de diciembre de 2007

Mi primer noche taurina


Debido a la gracia de una de mis recientes amistades en Cancún, es que el día de ayer tuve la suerte de ver una vez más al gran rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza. Ver a esta figura es una experiencia inagotable de emociones en torno al mejor jinete que ha visto la afición taurina. Sin duda, este hombre comparte dentro de un muy exclusivo grupo de nombres que son reconocidos por establecer un precedente dentro de la actividad que realizan.

Hablar de un antes y después con base en lo que hizo o viene haciendo una sola persona es cosa que muy pocas veces se puede aplicar y aun mas, pocas veces nos toca ver en vida y en vivo.

Pablo Hermoso es de este tipo de hombres al que el término “maestría” le queda incluso algo apretado, en cada uno de sus movimientos hace un despliegue de habilidades como nunca antes vistas y como tal vez nunca se vean igual.

Alterna en esta ocasión con Gastón Santos, joven hijo del padre que lleva el mismo nombre, fumador de pipa y reconocido rejoneador mexicano ya hace tiempo retirado. El joven Gastón salió con apenas un trofeo, sus estocadas son faltas de cierta limpieza y exactitud necesaria. Gastón pone esfuerzo en hacer lo mejor y vaya que es bueno, sin embargo sabe que abre el paso a un espectáculo de mayores proporciones de lo que él, por el momento, puede proporcionar a una afición que espera con ansia la salida del Navarro.

Cuatro orejas y un rabo es el resultado de una magnifica noche, las dos primeras para el que abrió ante algunas rechiflas y reclamos del público hacia el Juez, para el último le fue otorgado además de las orejas un merecido rabo, el incansable aplauso de quienes asistimos, así como nuestra admiración y el deseo de su regreso para la próxima temporada.


Se extraña el Sol y la Sombra.