lunes, 14 de mayo de 2007

La monografía de Sor Juana

En una de las salas en las que estuve ayer dentro del vasto edificio del Antiguo Colegio de San Ildefonso, me sorprendió de sobremanera encontrar a Sor Juana Inés de la Cruz en esta típica imagen de estampa, de monografía escolar, del libro de “Español” de la SEP en la primaria; con la cual seguramente, varios de mis contemporáneos crecimos. Leí con detalle ambos escritos del cuadro, escritos que por supuesto, en las estampas del colegio son imposibles de percibir, uno de ellos hace una breve reseña de la vida de Sor Juana, se deja ver la admiración profesada desde aquellos tiempos a la poetisa; otro más, el que se encuentra en el escritorio y que se supone recién escrito, con pluma en mano, es un corto y bello poema.

Haciendo un comentario general de las piezas y cuadros expuestos dentro de “Revelaciones – las Artes en América Latina 1492-1820”, exposición que se encuentra dentro de este histórico edificio, encontramos una parte perfectamente bien representada de nuestra historia colonial. Se hace especialmente interesante la unión y transición de formas e ideas para dar paso a la cultura mestiza, cultura que se revive a través de observar y analizar la mayoría de las piezas, montadas en un largo recorrido histórico dentro de las distintas salas. Se aprecia con asombro, los trabajos de restauración de distintas obras en su mayoría de carácter religioso, obras en las que se encuentra la importante influencia de las técnicas artísticas previas al virreinato sobre las ya existentes europeas.

Gran parte de mi vida adulta he admirado a Sor Juana, sin embargo –y aquí la razón de esta intervención- mi interés sobre ella y sobre muchos otros personajes, sobre otras facciones de la historia, de otros países, de México mismo, hubiera sido mucho más temprano de haberme encontrado con esta increíble pintura. Independiente a lo mucho que disfruté “Revelaciones”, más allá de la exposición, encuentro lo mucho que ayuda el ver la historia desde otros ángulos para provocar un interés mayor en torno al objeto, a la imagen, a las escenas, a la lectura, a la visita, y a todo lo que puede rodear a la historia por si misma.

Durante la tarde, recordando la pintura de Sor Juana, a la mente me vino un poético comentario de mi estimado amigo Andrés Bianciotto, quien realiza una petición dentro de su “Verborragia” en referencia a la heroica leyenda de los guerreros espartanos en las Termopilas y llevada a la pantalla por Zack Zinder apoyándose en el cómic del artista Frank Miller:

“Quisiera que alguien enseñara así la historia, y todas las demás ciencias. Que en este mundo de infinidad de estímulos simultáneos, 3D, caos y distracción, entiendan que las letanías de nombres y fechas, las listas de afluentes de los ríos y los componentes invisibles de las células, se merecen que alguien cuente mejor su historia.”


Es muy cierto lo que comenta Andrés, las ciencias y la historia hay que hacerla entretenida. Sobre todo en el proceso de formación de infantes, de nuestros hijos.

No cabe duda que el tremendo impacto visual de “300”, su historia perfectamente bien contada, actuada y dirigida, causa una gran admiración a un hecho que ocurrió hace miles de años y que fue el generador de una mucho mayor y más relevante historia del mundo griego y consecuencia de la historia moderna del mundo occidental. No hay duda alguna que la excelente realización de “Roma” en HBO deja sembrado un interés mayor en las vidas completas de Julio Cesar, Marco Antonio y Augusto, y de varios de los personajes que los rodearon. No cabe duda que esta y otras más producciones de la televisión, del cine, del teatro mismo, debemos establecerlos como un buen inicio pero no como el final del camino del conocimiento, y mucho menos aceptarlos como una verdad absoluta. No debemos dejar de hacer notar que en muchos de los casos la realidad no supera a la novela; sólo acerca la realidad, la trata de hacer más amigable.
Es evidente que mostrar a una Atia -la madre de Augusto- como amante de Marco Antonio, ante la gran y entrelazada historia que estos dos personajes forjaron por si mismos, sin la ayuda de ningún escritor, de ningún guión; pueda resultar una mejor estrategia para vender tal historia que mostrarla como la supuesta matrona estable que fue, según la descripción que historiador romano Tácito realiza de ella.

No dejemos de usar; las películas, las imágenes, los museos, cualquier herramienta que sea práctica, de fácil entendimiento, de rápida comprensión; para iniciar el camino hacía un interminable camino y mucho más generoso: la investigación
Pero, no hay que perder de vista que esto, incluso la misma y casí perfecta pintura de Sor Juana, se puede utilizar únicamente como la “chispa” generadora de un interés mayor, que hay que desarrollar día con día, que hay que desarrollar al tiempo, hacía el único método comprobable de adquisición de intelectualidad, cultura, habilidades de comunicación, vocabulario, creatividad, imaginación: la lectura.

No hay que olvidar que obtener verdadero conocimiento viene de desarrollar un sentido mucho más profundo hacia la investigación, hacía tomar diversas fuentes e incluso intentar “vivirlas” lo más posible en el objeto de conocer el mayor número de detalles y realidades que puedan mantenerse en cualquier tipo de registro.

A diferencia de Andrés, lo que yo hubiera querido es que en mi infancia, existieran tales fuentes de información como las hay ahora, existiera un sistema de referencia tan poderoso y de fácil acceso como lo es el Internet.

Lo que hubiera querido es justamente lo que hoy agradezco, que mis propias hijas pueden disfrutar y utilizar diversas herramientas para interesarse más en la historia.

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