lunes, 7 de mayo de 2007

Se rompio el record. El primer lugar mundial.


No podía dejar de comentar el fenómeno con el que despertamos hoy. Las bromas en la oficina respecto al tema han sido de lo mejor. Desde una muy ocurrente invitación a la “foto” especial para trabajadores de esta empresa que “supuestamente” se realizará en próximos días en un estacionamiento al aire libre (el “parking bus”), hasta las felicitaciones personalizadas de lo bien que cada cual salió en la foto del Domingo. “A penas te distingues, pero te ves bien”. Las preguntas de este día han sido generalizadas sobre la asistencia al magno evento madrugador del Zócalo, las respuestas tan diferentes como divertidas, “ya no pude pararme”, “no encontré que ponerme”, “no quise pecar de vanidoso” –decía alguno- “el día era de Spencer, no mío”, “Spencer me hubiera pedido una foto a solas, hubiera sido mala “onda” para los demás”.

La última “reacción” en masa sobre comentarios, bromas, pláticas, asombros, no la había visto como desde aquel día que despertamos con el “plantón” del Pejelagarto en Reforma. Pasarán algunos días y el tema se habrá olvidado, no fue así con el plantón, meses después todavía repercutía en los ingresos de ventas.

El acto gusto tanto como contrario a otros. En menos de dos horas he leído y escuchado todo tipo de posiciones; las muy críticas como el “Morbo” de Victor Roura publicado en “El Financiero” al lado de una muy buena reseña sobre el evento, en donde culpa a la “poderosa influencia de los medios” de haber provocado el éxito de convocatoria que tuvo Tunick .
Puede ser que sea muy cierto, que el sistema de información en el que estamos inmersos este trastocando nuestra capacidad de pensamiento, incluso de elección.
Sin embargo no podemos dejar de lado, el origen por el cual un norteamericano ha tenido un éxito rotundo en una convocatoria personal en la que identifico a más de 18mil personas. Personas de una idiosincrasia diferente a la suya.
Sin restarle algunos méritos al fotógrafo, se encontró con un mexicano que sigue teniendo esa gran necesidad de llamar la atención, de gritar que ahí esta, de pedir ser tomado en cuenta. Con un mexicano ansioso de ganar en algo, de crear héroes con los cuales pueda identificarse aún después del éxito. Un mexicano ávido de encontrar en cualquier forma de comunicación expresar su libertad, de decir cualquier cosa en cualquier lugar, siempre y cuando se encuentre protegido por un centenar más a su al rededor.
Encontró ayuda en el éxito de su objetivo, a un mexicano curioso, a un mexicano de poses, a un mexicano participativo, al mexicano “intelectual” que intenta descubrir un “nuevo sentido a su cuerpo”, al “espiritual” que recarga su energía a través de la desnudes. Al mexicano sin razones, al que simplemente “tenía” que estar ahí, desnudo.

La idiosincrasia misma del mexicano, mas que los medios, ayudaron a un fotógrafo que debió haber salido agradecido de un Zócalo calificado por el mismo, de forma presuntuosa, como un espacio de arte público y de represtación de un México en el arte contemporáneo.
Siendo realistas y sinceros, esta lejos de poder calificarse como una muestra de arte.

Tal vez sí, lo que logra Tunick sea capturar imágenes contemporáneas a las realidades psico-sociales de cada lugar en donde logra su convocatoria.

2 comentarios:

Eduardo Rentería dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eduardo Rentería dijo...

Como dice tu amigo Emilio "no importa que alguien te lea"; y yo agrego: tú sigue escribiendo...

Un saludo desde la blogalaxia.